La generalización del uso de internet y del móvil han sido el campo abonado para la difusión de toda clase de informaciones sobre salud y enfermedad, no siempre fiables. Si has sufrido alguna enfermedad grave en primera persona o como familiar o allegado a un paciente, habrás escuchado el consejo de los médicos. “No busques en internet”. Pero lo hacemos. Buscamos síntomas, definiciones, curas y hasta remedios caseros. Preguntamos al ya apodado Dr. Google.
Google, el buscador de uso más extendido, es capaz de encontrar una respuesta en segundos y esa rapidez es casi imbatible. Pero seguro que también te habrás encontrado con alguna mala experiencia o tratamientos para curas milagrosas tan poco fiables como la hoguera de un chamán. En los países de habla inglesa, hasta han convertido Google en un verbo: Google it es Búscalo en Google.
Gallegos y Andaluces, los más preguntones
Según cifras del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones, más de la mitad de los españoles consulta al llamado Dr. Google. Un 22% se informa a través de las redes sociales y un 42% considera fiable lo que lee en estos soportes. Andalucía y Galicia son las comunidades que más preguntan al Dr. Google. ¿Estás entre ellos?
En principio, estas consultas son inocuas, siempre que se realicen a título informativo y no se consideren verdades absolutas. Porque en internet hay información rigurosa y otra que no lo es tanto. Es necesario identificar las fuentes fiables. Y por encima de cualquier otra información que recibas, si sufres algún síntoma o alguien de tu entorno está enfermo, acude a tu médico de familia o a Urgencias. Tanto en la Seguridad Social como en la mayor parte de los seguros privados, existe además un teléfono de urgencias al que puedes consultar ante una situación de emergencia.
Del mismo modo que el Gobierno aprobó un plan contra las pseudoterapias, planteó la necesidad de desarrollar un plan contra la desinformación. La Unión Europea ya trabaja en ello, aunque en ambos casos se pretende combatir las fake news y los ciberataques. ¿Pero qué pasa con los bulos sobre potenciales curas a enfermedades? ¿Y los que llevan a pacientes a rechazar alimentos o tratamientos médicos por supuestos riesgos de efectos secundarios? Sociedades y asociaciones de profesionales médicos no hacen más que alertar de casos en los que niños y adultos han sufrido consecuencias gravísimas por desinformación.
Desinformación y sarampión. Los riesgos de los antivacunas
El sector sanitario se enfrenta cada día a situaciones de riesgo o a pacientes enfermos por seguir tratamientos o tendencias sin respaldo científico. Quizás el ejemplo más reciente de los efectos de la desinformación sea el rebrote del sarampión en Europa y Estados Unidos. Un fenómeno que Unicef y la OMS han relacionado en Occidente con la desinformación y los antivacunas. En España, la enfermedad se considera “en eliminación” desde 2016, pero el Ministerio de Sanidad incluyó la vacuna en el calendario vacunal, también para adultos, para mantener esta situación y que no exista transmisión endémica.
Médicos y profesionales sanitarios demandan poner coto a los bulos y falsas informaciones sobre medicina, medicamentos o tratamientos alternativos. Una normativa que evite la difusión de información falsa o poco rigurosa. Sin embargo, la complejidad de regular la difusión de información a través de internet hace presagiar que si la norma llega, tardará y será motivo de controversia.
Contra los bulos, información veraz
Por eso, diversas organizaciones de profesionales sanitarios han dado un paso al frente. Es el caso de #SaludSinBulos, una plataforma en la que participa la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES). Su objetivo es combatir los bulos sobre salud en La Red. La página incluye además varios artículos sobre alimentación que desmontan falsos mitos sobre las propiedades de algunos alimentos. Ya cuentan con el aval y el apoyo de un gran número de sociedades científicas y asociaciones de médicos y pacientes, la AECC, entre ellas.
En el Blog de la Fundación San Rafael sólo encontrarás información veraz, apoyada en estudios científicos, apoyada o elaborada por personal médico. Con ella, pretendemos contribuir a #EducarenSalud, a difundir hábitos saludables e información rigurosa. Una actividad que se apoya sobre los tres principios de la institución: Formación, Investigación y Acción Social.
Consejos para evitar ser víctima de los bulos.
Como ves, todo está en internet. Lo bueno y lo no tan bueno. La fiabilidad del Dr. Google depende de a quién le otorguemos ese título. Consultar fuentes fiables no es tan difícil pero además podrás huir de lo que ya se ha descrito como cibercondria. Una tendencia a identificar como propios todos los síntomas de enfermedades que se difunden en internet. Una nueva forma de aprensión. Aquí recordamos una serie de consejos básicos para evitar la desinformación.
- Si te encuentras mal, llama o acude a Urgencias. Es improbable que el Dr. Google sepa lo que te pasa, y hay confusiones realmente peligrosas.
- Fíate de la información que te ofrece tu médico y las instituciones oficiales regidas por criterios científicos. Consulta información actualizada.
- Sigue las recomendaciones médicas sobre controles periódicos, alimentación saludable y los calendarios de vacunación.
- Infórmate sólo en fuentes fiables. Los medios de comunicación generales o especializados suelen ser mucho más veraces que las publicaciones anónimas o sin fuentes contrastadas que te llegan por redes sociales.
- Si tienes alguna enfermedad, consulta a tu médico y pídele que te dé información comprensible o referencias fiables. Puedes acudir a las asociaciones de profesionales sanitarios y de atención a pacientes.
- No compres medicamentos o remedios por internet.
- No sigas consejos que otras personas den por buenos si no están avalados por tu médico, aunque sean medicamentos. Cada persona tiene su historial.