Con los años el uso de los dispositivos electrónicos ha ido en aumento, y las redes sociales son en gran medida las culpables de que ya no logremos separarnos de nuestras pantallas. Pueden ser una herramienta maravillosa, pero el mal uso o el uso excesivo de las redes sociales puede desembocar en problemas de salud físicos o psicológicos que debemos evitar. La dependencia a las redes sociales es un problema real, y cada vez más usuarios de todas las edades se enfrenta a problemas de salud mental que derivan de una gestión no responsable de sus perfiles sociales.
Para evitar tener una relación tóxica con las redes sociales, te advertimos de algunos problemas que pueden generar.
Adicción “social”
Ocurre cuando una persona genera una relación de dependencia hacia las redes sociales, es decir, siente la necesidad de consultarlas o de subir contenido constantemente. Las personas que desarrollan este tipo de adicción no sienten placer derivado del uso de las redes sociales, sino miedo a perderse algo de lo que pasa en ellas o a “desaparecer” por no estar activo. Es por eso que la relación se vuelve enfermiza: cuando las redes sociales pasan de ser una herramienta de ocio a una necesidad es cuando saltan las alarmas, ya que pueden generarse cuadros de ansiedad, aislamiento o problemas de autoestima.
Educar sobre el uso responsable
Los más vulnerables son los niños y adolescentes, ya que si no son educados en un uso responsable de las redes y los dispositivos, serán más propensos a desenvolver trastornos relacionados con ellas. Regular la cantidad de horas que dedicamos a ellas es clave para un uso saludable de las redes sociales. En el caso de niños y adolescentes, se recomienda no exceder las dos horas diarias, a excepción de los fines de semana.
Es también importante educarlos en la responsabilidad que supone compartir contenido, así como la importancia de preservar su identidad y la de los demás personas, no dejarse llevar por las ventajas del anonimato y potenciar relaciones interpersonales y actividades que vayan más allá de la pantalla (lectura, charlas en familia, deporte…).
Problemas posturales
El uso de las redes sociales también deriva en problemas físicos si no tomamos una serie de precauciones. La utilización continuada del teléfono móvil, la tablet o el ordenador pueden acarrearnos problemas de espalda o de cervicales si no prestamos atención a nuestra postura corporal. Para ojear nuestros dispositivos tendemos a agachar la cabeza, sobre todo con el teléfono móvil, y si bien la cabeza de un adulto pesa unos 4 kg, al inclinarla 60 grados, supone una presión de casi 30 kg para nuestras cervicales.
Las afecciones más comunes son las contracturas, pero pueden aparecer también dolores de cabeza, vértigo o incluso alteraciones en la curvatura natural de la columna. Para evitarlo tenemos que procurar colocar los dispositivos de manera que queden lo más cerca que podamos de la altura de nuestros ojos en la posición más erguida posible. Evita utilizar el ordenador portátil sobre las piernas, siempre es mejor utilizarlo encima de una mesa para así poder sentarnos correctamente y no tener que estar mirando hacia abajo. Si vas a usarlo durante muchas horas lo ideal sería colocar el portátil sobre una caja o una pila de libros, conectando un teclado y un ratón para que tu cuello no esté sometido a tanto esfuerzo. Acuérdate de sentarte con las rodillas en un ángulo de 90 grados, utilizando un reposa-pies si fuese necesario, y con la espalda recta bien apoyada en el respaldo de la silla.
Problemas de visión
Existe una relación directa entre el uso de dispositivos electrónicos y el incremento de los problemas de visión como la miopía. Debemos tener en cuenta que cada vez pasamos más tiempo al día con los ojos fijados en una pantalla luminosa, algunas muy pequeñas, como las de los smartphones, lo que supone un esfuerzo aún mayor para los ojos. Debemos regular el tamaño de letra, el contraste y el nivel de luz para que nuestros ojos no se resientan. Utilizar pantallas iluminadas en entornos con poca luz puede dañarlos, por lo que si estás utilizando tu teléfono, ordenador o tablet en la cama, por ejemplo, procura bajar la intensidad de la luz de la pantalla. Si trabajas con el ordenador es posible que tus ojos se sequen más de lo normal, recuerda hidratarlos con unas gotas de suero para evitar el enrojecimiento u otras molestias.
Desconecta antes de ir a dormir
La luz azul que emiten la mayoría de las pantallas que utilizamos tiene efectos negativos sobre nuestro ciclo de sueño. La exposición a este tipo de luz, sobre todo en las horas previas a irse a la cama, hace que nuestro cerebro no sintetice de la misma manera la melatonina (hormona del sueño), retrasando la aparición del sueño y pudiendo producir episodios de insomnio y reduciendo la calidad de nuestras horas de descanso. Algunos dispositivos cuentan con la opción “luz nocturna”, que lo que hace es eliminar esa luz azul, cambiándola por una emisión más amarillenta que no interfiere con nuestros procesos del sueño. Si tu teléfono no cuenta con esta opción, procura no utilizarlo al menos una hora antes de irte a la cama para evitar que estropee tu descanso.
Es nuestra responsabilidad prestar atención a nuestro comportamiento y el de nuestros hijos en redes sociales. Identificar los problemas que puedan surgir de un mal uso y darle solución es vital para construir una dinámica de consumo razonable. Si aparecen problemas de dependencia debemos examinar también el entorno y la vida de la persona, ya que puede denotar la existencia de otros problemas familiares, personales o laborales que intente compensar con la satisfacción del uso de las redes. En resumen, debemos aprender a compatibilizar mejor el uso de estas herramientas y las relaciones sociales reales para hacer un uso saludable.